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La maratón Trinidad Alfonso de Valencia celebró su edición número 42 con una cifra récord de más de 30.000 personas participando en ella.

Ver correr desde el otro lado del mundo

Ver correr desde el otro lado del mundo
Imagen: Corredores en la Maratón Trinidad Alfonso. Foto: Emilia Samper Peña

En la mejor ciudad para vivir en el mundo, se vivió la maratón el pasado domingo, 4 de diciembre. Eran alrededor de las diez de la mañana de un día soleado pero frío, lo que llamarían la temperatura ideal aquellas personas que estaban corriendo. Todas las esquinas estaban llenas de espectadores que tenían megáfonos, banderas, carteles e instrumentos. Pancartas con frases cortas, concisas y llenas de contenido motivacional hecho con mucho amor. 

Una de las pancartas tiene escrito un hashtag; #runningmakesyoufree representando lo que sienten los atletas al participar en estos eventos para los cuales se han estado preparando durante mucho tiempo. Ellos sienten libertad y felicidad. Son muchas sensaciones y estados diferentes mediante los cuales cada corredor es capaz de conseguir y encontrar sus metas, retos y objetivos a lo largo del recorrido. 

Hay toneladas de basura; un montón de plástico, papel y cartón. El piso está lleno de botellas de agua y tapas azules, sobres de proteína y envoltorios de barras de cereal que están regados por todas partes. Envases plásticos y todo tipo de residuos usados durante la prueba. 

En el kilómetro 30, cerca de la Plaza del Ayuntamiento, hay una ambulancia parqueada; lista para atender cualquier tipo de emergencia. Al otro lado de la calle hay un grupo de personas tocando tambores, haciendo sonidos y melodías que levantan el ánimo de todos los corredores. 

A lo lejos se oye la voz de una chica quien grita con un micrófono cosas como “vamos”, “venga”, “si se puede” y “¡muy bien!” entre otras palabras motivadoras. Los corredores oyen sus nombres y levantan los brazos, sintiéndose orgullosos de sí mismos por su esfuerzo, dedicación y por lo lejos que han llegado. Muchos sonríen y agradecen al público e incluso empiezan a correr más rápido, recibiendo la energía del público como si fuese fuerza y vitamina. 

Hay un parlante por el cual suena la famosa canción Aserejé de Las Ketchup, lo cual genera un ambiente único; amigable, chistoso y muy emocionante. Los corredores son bastante rítmicos, pasan muy rápido y se camuflan entre los miles de colores de sus camisetas. 

Las maratones son lugares de encuentro en donde se realizan competencias mundiales que miden el rendimiento de los competidores. Son espacios de mucha emoción, euforia y esfuerzo. Es verdaderamente admirable lo capaces que son los seres humanos cuando se proponen algo. 

En la esquina derecha de los dorsales de los corredores, está la bandera de su respectivo país. Pasan a toda velocidad pero a pesar de ser pequeñas, se destacan por la variedad. Han venido personas de diferentes partes de Europa, incluso hay maratonistas que vinieron desde otros continentes como África y América Latina. 

Estas personas no solo están acá para correr, sino que también para vivir esta experiencia de una manera muy distinta, ya que las maratones en países como Colombia son un poco diferentes. 

El 2 de octubre de este mismo año se celebró en la ciudad de Bogotá la edición número 22 de la media maratón de la capital, en la cual participaron 35.000 personas. Una cifra un poco más alta que la de Valencia. 

Mientras que en la maratón Trinidad Alfonso participan personas de todas las edades y muchos adultos mayores, en las maratones en Colombia quienes corren pertenecen a un rango de edad mucho menos amplio, un grupo de personas bastante más joven. Uno de los aspectos que más me llamó la atención es el hecho de que acá corren mucho más hombres que mujeres, mientras que en Bogotá la diferencia de género no es mucha, hay una cifra muy balanceada. 

Como mencioné anteriormente, hay personas de todas partes del mundo; incluso esta fue la maratón más internacional que ha tenido la ciudad de Valencia. Por otro lado, en Bogotá ocurrió todo lo contrario. La mayoría de los corredores eran locales y los que no eran de Bogotá venían de otras ciudades de Colombia. Sí había personas de otros países pero por lo general no eran muchos los extranjeros. 

En Bogotá la logística fue muy bien organizada, sin embargo la salida del evento fue un poco caótica y  la ciudad tuvo muchos atascos y colapsos. En Valencia, hubo cambios en cuanto a las rutas del transporte público y vías cerradas pero había orden y mucha organización. 

Otra de las diferencias de esta carrera entre estas dos ciudades es que en Valencia, existía la posibilidad de seguir a los corredores en vivo y en directo a través de una aplicación llamada la oficial de la maratón de Valencia. Esta aplicación ha sido la misma para las últimas ediciones de la carrera y ha funcionado muy bien para acompañar y seguir los pasos de los corredores a lo largo de los diferentes controles que se hacen en el circuito. En Bogotá, seguir el minuto a minuto los pasos de un corredor es casi imposible. 

 Una semejanza que ocurrió en ambas ciudades fue el hecho de que ninguna maratón registró corredores locales dentro de los primeros ganadores. Tanto en Valencia, como en Bogotá, las  personas que batieron el tiempo récord fueron unos africanos, unos atletas de Kenia. 

Estos eventos deportivos atléticos organizados y patrocinados por instituciones tienen los mismos propósitos pero nunca serán iguales. Reúnen a los aficionados en diferentes lugares y son un gran espectáculo, pero se diferencian dependiendo del sitio donde se celebren.