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Migración entre los Países Bajos y España: ¿se produce un choque cultural?

España y los Países Bajos son dos países completamente distintos. No sólo se diferencian por su naturaleza, sino también por sus gentes y su cultura. Descubrámoslo.
Migración entre los Países Bajos y España: ¿se produce un choque cultural?
Imagen: Robert Hanson / Ikon Images / NTB

VALENCIA - Mudarse al extranjero es algo que puede parecer más fácil de lo que es. Vas a dejar a tus amigos, a tu familia y otros aspectos de tu vida a los que estás acostumbrado. Por supuesto, conocerá a gente nueva y acabará construyendo una nueva vida en su nuevo país de origen, pero eso requiere tiempo y valor. Un fenómeno que muchas personas experimentan cuando se trasladan a otro país es el "choque cultural"

¿Qué es el choque cultural?
El término "choque cultural" fue utilizado por primera vez por Oberg (1954), quien informó sobre la angustia de los expatriados estadounidenses que emigraban al extranjero. Craig y Pantelidou (2006) hacen referencia a Taft (1977) para la conceptualización del "choque cultural". El choque cultural consta de seis aspectos distintos, que son la tensión de adaptarse a una nueva cultura, la sensación de pérdida, la confusión en las expectativas de rol y la autoidentidad, la sensación de ser rechazado por los miembros de la nueva cultura y la ansiedad y los sentimientos de impotencia como resultado de no poder hacer frente al nuevo entorno (Taft, 1977).
Mumford (1998) creó un cuestionario cuantitativo para investigar los factores que conducen al choque cultural en jóvenes voluntarios británicos que trabajan en el extranjero. La distancia cultural (el grado de diferencia entre la cultura del país de origen y la nueva cultura) resultó ser el factor predictivo más importante del choque cultural (Mumford, 1998). Otros predictores importantes fueron el grado de prejuicio de los nativos de la nueva cultura, el grado de fluidez en la lengua extranjera, la edad y los rasgos de personalidad del emigrante (Mumford, 1998).
Hay numerosos estudios que se refieren a la relación entre el apoyo social y el trastorno psiquiátrico, principalmente la depresión. Según la definición de Brugha (1988), el apoyo social son "las disposiciones personales específicas de las relaciones sociales y, en particular, sus componentes más subjetivos, por ejemplo, la confianza, la intensidad y reciprocidad de la interacción y la reafirmación de la valía" (Brugha, 1988). Además, también deben tenerse en cuenta las siguientes características de la red social: el tamaño (el número total de personas con las que una persona tiene contacto regular) y la diversidad (número de roles sociales diferentes que una persona tiene en la red social) (Cohen, Doyle, Gwaltney, Rabin y Skoner, 1997).
Miller y Lloyd (1991) descubrieron que los altos niveles de apoyo (amigos íntimos, compañeros de clase o de relación) estaban relacionados con bajos niveles de estrés, independientemente de los factores de personalidad. Esta investigación se llevó a cabo sobre todo en estudiantes. El choque cultural también puede invertirse. Como su propio nombre indica, se trata del "choque cultural inverso".

El objetivo de este reportaje: ¿qué vamos a hacer?
En este informe investigaremos el choque cultural entre ciudadanos de dos países: España y los Países Bajos. Éstos se han trasladado de los Países Bajos a España o de España a los Países Bajos. Para ello se realizaron entrevistas a los encuestados. Estos encuestados tienen diferentes edades para que el panorama general sea más amplio. Pero antes, vamos a profundizar un poco más en qué es la cultura y en qué se diferencian España y los Países Bajos en su cultura. 

¿Qué es la cultura?
En su investigación de 1984, Hofstede describió la cultura como "la programación colectiva de la mente por la que un grupo se distingue de otro". Otros describen la cultura como una cebolla. La capa exterior está formada por símbolos, como la comida y los monumentos. Luego, cuando se pela un poco más la cebolla, se llega a la capa de los héroes. Puede tratarse de deportistas o fundadores de empresas. A continuación, se llega a la capa de los rituales típicos de la cultura. En el centro de la cebolla están los valores. En su investigación, descubrió varias dimensiones culturales en las que difieren las personas de diversas culturas. Se explican como sigue: 

Dimensiones culturales de Hofstede (Hofstede, 1984)
Individualismo frente a colectivismo: esta dimensión explica cómo se dividen las personas en grupos. ¿Están más orientadas a la familia o los individuos se centran más en sí mismos?
Evitación de la incertidumbre: esta dimensión se refiere al grado en que las personas toleran y afrontan la incertidumbre. Cuanto más alta es la puntuación de las culturas, menos toleran la incertidumbre.
Masculinidad frente a feminidad: estos índices explican las preferencias de las personas en la sociedad. Cuando una cultura puntúa alto en masculinidad, significa que se centra en los logros materiales, la riqueza y la asertividad. Por otro lado, las culturas femeninas tienen a centrarse más en la cooperación, el cuidado y la calidad de vida.
Índice de distancia de poder: la 4ª dimensión explora cómo asumen y aceptan las personas menos poderosas de la sociedad que el poder está repartido de forma desigual. Por tanto, cuanto más alta es la puntuación de una cultura, mayores son las diferencias de poder.
Orientación a largo plazo frente a orientación a corto plazo: esta dimensión explica cómo las culturas se centran en el futuro. Las culturas orientadas al largo plazo suelen centrarse en el futuro y tienen a retrasar la realización a corto plazo para obtener más beneficios en el futuro. Por el contrario, las culturas orientadas al corto plazo tienen a optar por la satisfacción inmediata.
Indulgencia frente a moderación: esta última dimensión se refiere al grado en que las personas intentan controlar sus impulsos y deseos, basándose en las normas sociales. Por tanto, cuanto más indulgencia, menos control.

Comparemos ahora la puntuación de Holanda y España en estas dimensiones.

Países Bajos frente a España: ¿qué sabemos?
Según Hofstede insights, un sitio web que compara diferentes países según las dimensiones de Hofstede, se ha descubierto lo siguiente.
En la primera dimensión, individualismo frente a colectivismo, los Países Bajos obtienen una puntuación bastante alta y España una puntuación media. Esto significa que los holandeses están mucho más centrados en el éxito individual que los españoles, que están más centrados en la familia y los amigos, y menos en el trabajo.
A continuación, el índice de evitación de la incertidumbre. En este caso, España obtiene una puntuación mucho más alta que los Países Bajos. Esto significa que España no quiere enfrentarse a la incertidumbre. Tienen muchas normas y el cambio les causa estrés. Les dan miedo las situaciones ambiguas e indefinidas. Los Países Bajos obtienen una puntuación bastante media en este aspecto, lo que significa que sólo tienen una ligera preferencia por evitar la incertidumbre.
La siguiente dimensión a analizar es la masculinidad frente a la feminidad. Los Países Bajos puntúan muy bajo en masculinidad, lo que significa que son más bien una cultura femenina. La gente quiere mantener un buen equilibrio entre trabajo y vida privada y valora la calidad en su vida laboral. España puntúa más hacia la media. No quieren que todo el mundo puntúe exactamente igual, pero tampoco les gusta que sus hijos, por ejemplo, destaquen. También en política desean que participen todas las minorías en lugar de un partido ganador.
Ahora nos fijaremos en la distancia de poder. España tiene una puntuación mucho más alta que Holanda. Esto significa que España es una sociedad más jerárquica. La gente espera lo que le diga su jefe, que es un autócrata. Holanda, sin embargo, es mucho más independiente. El poder está descentralizado en las empresas y los directivos colaboran con sus empleados y valoran sus aportaciones. La comunicación es muy directa.
La siguiente dimensión que hay que analizar es la orientación a largo plazo frente a la orientación a corto plazo. Los Países Bajos y España puntúan casi igual en esta dimensión. Sin embargo, España sigue demostrando ser un país normativo. Esto significa que les gusta vivir el momento y no se preocupan mucho por el futuro. Valoran los resultados rápidos y tienen necesidad de estructuras claras. Los Países Bajos, en cambio, son más bien una cultura pragmática. Esto significa que se adaptan fácilmente a diferentes situaciones y condiciones y que les gusta ahorrar e invertir para conseguir mejores resultados.
Por último, está la dimensión de indulgencia frente a moderación. Los Países Bajos puntúan bastante alto en indulgencia. La gente suele ceder a sus deseos de divertirse. Son bastante optimistas y tienen a valorar el tiempo libre. España, sin embargo, obtiene una puntuación media en este aspecto, lo que significa que sí ceden a sus deseos, pero tienen más control sobre ellos que los holandeses.

¡Consultemos al público!
Para averiguar si la gente realmente experimenta las dos culturas de esta manera, hemos realizado varias entrevistas. Hemos entrevistado tanto a holandeses que viven en España como a españoles que viven en los Países Bajos. También les preguntamos si habían experimentado o no un choque cultural. Las entrevistas pueden consultarse aquí.

¿Qué diferencias encontramos?
Tras las respuestas de los participantes, aparecen varias respuestas compartidas. En primer lugar, todos los participantes empezaron hablando por su cuenta del individualismo en Holanda. En su opinión, los españoles se centran más en el colectivo de sus amigos y familiares y les gusta hablar también de ello. Los holandeses tienen a preocuparse más por ganar dinero y por la familia cercana, como hermanos, padres y abuelos, que por la familia lejana, como sobrinos.
En segundo lugar, se atribuye a España una forma de vivir más relajada y sin demasiada puntualidad. Esto tiene que ver con que los holandeses tienen los horarios muy apretados, incluso la tierra muy llena, y tienen mucha prisa. Llegar demasiado tarde en Holanda no está aceptable. Además, los españoles tienen mejor clima, lo que propicia más actividades al aire libre y felicidad mental. Mientras que a los españoles les gusta más la comida y tienen a cenar tarde, las familias holandesas pueden ser muy puntuales y servir la cena mucho antes, concretamente a las 18 o 19 horas.
Por ello, una encuestada holandesa aprecia la sensación de libertad que tiene España, pero por otro lado opina que hay demasiada burocracia. Piensa que no hay suficiente supervisión del cumplimiento de las normas como en los Países Bajos.
Los encuestados de ambos lados compartieron sus dificultades en cuanto a la comunicación con los ciudadanos. Mientras que los neerlandeses tenían dificultades con los españoles que hablaban rápido y alto, los españoles tenían dificultades para aprender neerlandés en un país en el que casi todo el mundo habla un alto nivel de inglés.

Similitudes entre las dos culturas
Las semejanzas se encuentran en el carácter católico, pero liberal, de ambos países, aunque la Iglesia española es más festiva. Del mismo modo, ambos países comparten la afición por el popular deporte del fútbol. También es normal en ambos países trabajar a jornada completa y llevar a los hijos a la guardería.

Choque cultural, ¿sí o no?
En general, la mayoría no sufrió un verdadero choque cultural, pero tuvo que acostumbrarse a algunas diferencias culturales como la gestión del tiempo, el clima, la burocracia y la comunicación, como ya se ha mencionado. Para los holandeses, la ausencia de un gran choque cultural se debe principalmente a que España se ha ido occidentalizando cada vez más a lo largo de las décadas y a que habían viajado allí a menudo antes de mudarse. Por el contrario, los españoles experimentaron un mayor choque cultural, ya que tuvieron que acostumbrarse más a la franqueza honesta de los holandeses, al idioma holandés, al individualismo y al clima. Ambos encuestados españoles mencionaron que sintieron confusión en su identidad, uno mencionó que se acostumbró tanto a ambos países que sentía que tenía un lado holandés y otro español.
Al volver a su país de origen, todos los encuestados consideraron que habían experimentado un choque cultural inverso. Los holandeses tienen que acostumbrarse a la pérdida de libertad, al buen tiempo y tienen que acostumbrarse de nuevo a la aglomeración de gente y a las agendas. En cambio, los españoles se sienten frustrados por la falta de puntualidad y eficacia en su país.

Por último, nos gustaría conocer su opinión. ¿Ha experimentado ya el choque cultural? ¿O quieres decirnos algo sobre las diferencias culturales que has encontrado al mudarte a otro país? Háznoslo saber aquí.