Serendipity: hallazgo valioso que se produce de manera accidental o casual.
La Navidad vuelve este año tambièn, y con ella el ambiente navideño, las luces en las ventanas de las casas, los paquetes debajo del árbol, " All I want for Christmas is you" de Mariah Carey que resuena en las tiendas mientras la gente se apresura a comprar el últimos regalos. Y de nuevo, las tardes pasadas bajo una manta con una taza de chocolate caliente en la mano mientras afuera nieva, viendo la clásica película navideña.
Hay algunas películas navideñas que han hecho historia, como “El Grinch” o “Un sillón para dos”, que todos hemos visto al menos una vez en la vida. Y luego encontramos las comedias navideñas: las películas clásicas que ves en compañía para echarte unas risas y pasar una velada agradable.
Sin embargo, "Serendipity" no cae en ninguna de estas categorías.
Serendipity: finding something good without looking for it
No es una película de culto, solo unos pocos la conocen, a pesar de haberse estrenado en 2001. Ni siquiera es una comedia para reírse a carcajadas. Sin duda es una película ligera, divertida y romántica, que pero presenta una reflexión sobre el concepto de destino.
La trama retoma muchos de los clichés navideños mencionados anteriormente y se basa en la historia de Sara Thomas y Jonathan Trager, interpretados por Kate Beckinsale y John Cusack, que se encuentran una noche de Adviento en Nueva York mientras hacen sus compras navideñas.
Los dos inmediatamente sienten algo especial el uno por el otro, pero deciden no continuar su relación como lo hubiera hecho todo el mundo: es decir, intercambiando números de teléfono celular o diciendo su nombre y apellido, sino deciden confiar su futuro al destino: si el destino lo querrá, los dos encontrarán la manera de encontrarse de una forma u otra.
Así se despiden, con la esperanza de verse pronto.
Nueva York, con sus 784 km2 y 8.468 millones de habitantes, sin embargo, no crea el escenario ideal para el encuentro casual de dos desconocidos como Sara y Jonathan, por lo que ambos pierden la esperanza y siguen adelante con sus vidas, aunque en el fondo siguen pensando en cómo sería encontrarse de nuevo.
Y es solo unos años después que el destino logra derrotar al tráfico de la gran manzana y poner en práctica lo que tenía reservado para la pareja.
De hecho, el “destino” es el concepto clave de la película: como explica Sara, no se trata de una “predeterminación” de los hombres o falta de libre albedrío, como algunos han criticado; sino en el sentido de "serendipity", es decir, hacer "felices descubrimientos por pura casualidad", presenciar hechos inesperados que pueden hacernos abrir los ojos a algunas cosas, o hacernos entender qué es lo correcto.
Yo misma he adoptado esta filosofia de vida: creo que es tranquilizador pensar que incluso en los momentos oscuros o tristes puedes encontrar algo hermoso, si solo “mira el vaso medio lleno”, te mantienes alerta a las señales que nos envía el destino y trates de aprovechar al máximo todo lo que pasa.
