Los nuevos 'cuentos de hadas' arrasan entre los más jóvenes
La ficción dirigida a adolescentes siempre ha estado en el punto de mira, y es analizada y criticada con dureza por ser susceptible de influenciar la moldeable personalidad y la opinión de los más jóvenes. Se censura hoy el contenido machista, misógino, racista o clasista de las series y películas de ayer. Pero nadie piensa en los modelos de conducta que se muestran en las producciones actuales, ni en la imagen que dan de la juventud.
Escudadas tras los valores de tolerancia, libertad sexual o de feminismo, inventan vidas adolescentes totalmente idealizadas y alejadas de la realidad. En ficciones como Euphoria o Élite estudiantes a punto de ir a la universidad acuden cada día a fiestas gobernadas por las drogas, el alcohol y el sexo. Además sus padres nunca están en casa, jamás tienen exámenes para los que estudiar y triunfan en todas sus relaciones amorosas. Establecen que la máxima felicidad se logra con una vida que muy pocos disfrutan.
La fantasía se completa con actores y actrices interpretando a personajes entre cinco y diez años menores que ellos, con físicos espectaculares y que van cada día al instituto maquillados y peinados como si fueran a graduarse.
En ocasiones, este romanticismo moderno combinado con el afán por destacar en un género en el que parece complicado salirse de la norma, genera contenido que incluso puede llegar a ser peligroso. La serie Por trece razones cuenta la historia de una joven estadounidense que termina con su vida después de sufrir bullying por parte de varios compañeros de instituto, dejándoles a cada uno una cinta grabada que les recordara que habían sido culpables de esa muerte.
Los adolescentes no solo necesitan referentes del colectivo LGTBI, mujeres que disfrutan del sexo con libertad, víctimas de bullying que terminan teniendo éxito o vengándose de sus acosadores… Porque pese a que también son muy necesarios, el contexto de cuento de hadas y vida ideal puede despertar la frustración de los que no se encuentran reflejados en los personajes de las pantallas.
En 2009 se estrenó Glee, una serie adolescente que, pese a que también tiene toques de exageración y fantasía para hacer más atractiva la historia, muestra realidades mucho más parecidas a las vidas de la mayoría de los jóvenes que las que muestran las series actuales. El club Glee es el club de coro de un instituto estadounidense formado inicialmente por los chicos y chicas menos populares, aunque no será así durante toda la serie.
Los jóvenes necesitan ver a gente que no quiera estudiar una carrera y prefiera seguir otros caminos. Necesitan ver a gente cuyo amor platónico no termine perdidamente enamorado de él o ella. Y sobre todo, necesitan ver a gente perder, sin giros finales gracias a los cuales un golpe de suerte hace que logren aquello que tanto deseaban.
