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Crímenes reales

True Crime: El asesinato y el homicidio se unen al entretenimiento superficial

El género true crime es algo con lo que casi todo el mundo puede identificarse. Ya sea en televisión, en revistas o en podcasts, las historias de crímenes reales están por todas partes, y la oferta no deja de crecer.
True Crime: El asesinato y el homicidio se unen al entretenimiento superficial
Imagen: True Crime: un género popular

Especialmente en los últimos años, el género ha ganado en popularidad. Pero, ¿se trata de un entretenimiento inofensivo? Porque ¿hasta qué punto está justificado consumir asesinatos, homicidios y otros delitos por placer? ¿De dónde viene el bombo y por qué los formatos atraen sobre todo a las mujeres?

Mientras pasea, cocina o se duerme: True Crime parece haberse convertido en parte integrante de la vida cotidiana de muchas personas. Los formatos de true crime no son un fenómeno nuevo de los últimos años. Como su nombre indica, son relatos de crímenes reales. Los primeros registros de este tipo ya existían a mediados del siglo XVI en forma de panfletos o impresos similares. No siempre está claro hasta qué punto fueron realmente investigados y, por tanto, ciertos. Hoy en día, hay formatos de todo tipo: desde documentales seriamente investigados, vídeos escabrosos de YouTube o revistas mensuales, hay casi de todo. Los podcasts, en particular, han impulsado el auge actual. El podcast estadounidense Serial, publicado en 2014, se considera el modelo decisivo para algunos podcasts españoles de crímenes reales. En España, los formatos de true crime más populares son las series "¿Dónde está Marta?" y "El caso Alcàsser", ambos en Netflix, y en Spotify, los podcasts "Negra y criminal" y "Crímenes Ibéricos".

Por qué True Crime no nos deja marchar

El público objetivo de los formatos de true crime es mayoritariamente femenino, pero también hay personas interesadas en el trasfondo psicológico. Al igual que ocurre con las películas de terror, por ejemplo, el fenómeno de la llamada "lujuria del miedo" se produce al consumir formatos de crímenes reales. Se entiende como una combinación de los sentimientos más bien opuestos de miedo y lujuria, que hace que las personas se sientan atemorizadas aunque sepan que están a salvo. El cerebro humano no puede distinguir entre el miedo real y la imaginación del mismo. Muchas personas se asustan cuando ven películas de terror, pero cuando luego se dan cuenta de que no es real, esto puede provocar la liberación de hormonas de la felicidad. Este miedo contribuye a la salud física debido a la liberación de varias hormonas que son buenas para el cuerpo.

La fascinación del crimen real

Las mujeres, en particular, parecen entusiasmadas con el true crime. Diferentes estudios llegan a una conclusión similar sobre los consumidores de True Crime: alrededor del 60-70% son mujeres. ¿Hay alguna explicación?

Una posible explicación es que, según las estadísticas policiales sobre delincuencia de 2018, el miedo a la delincuencia está aumentando. Según las estadísticas, las mujeres tienen cada vez más miedo de ser víctimas de la delincuencia, y ello a pesar de que estadísticamente los hombres son más a menudo víctimas de delitos, en su mayoría cometidos por otros hombres. Las mujeres, en particular, crean sus propios mecanismos de protección al consumir este tipo de contenidos. Sabiendo qué mueve a los delincuentes, esperan poder protegerse y no convertirse en víctimas. La profesora de psicología estadounidense Amanda Vicary supone que este deseo impulsa inconscientemente a los consumidores a tratar una y otra vez el tema del crimen real.

Los consumidores quieren entender lo que pasa por la mente de los agresores: cuanto más brutal, más emocionante. A menudo, los casos que se tematizan son muy fascinantes. Por un lado, muchos de ellos son extraños, crueles e increíbles y, por otro, muchos de ellos se acercan de forma aterradora a la vida y la cotidianidad de muchas personas. Muchos de los destinatarios quieren entender por qué alguien mata, qué lo desencadena y cómo las personas se convierten en agresores. Muchos también tienen el deseo de resolver crímenes por sí mismos, como demuestran, por ejemplo, los numerosos grupos de Facebook en los que la gente se ocupa de forma amateur exactamente de esto.

Amanda Vicary también afirma que el aspecto de la justicia social desempeña un papel decisivo. El deseo de detectar fallos en el sistema judicial, resolver casos sin resolver y sacar a inocentes de la cárcel atrae a muchos.

El problema

A medida que aumenta el éxito de los relatos de crímenes reales, también aumentan las críticas. Pero el único problema que se aplica a todos los formatos de true crime no existe de esta manera. Muchas ofertas tienen puntos de crítica individuales.

Sin embargo, una polémica puede aplicarse sin duda a todo el género: el sensacionalismo, tanto de los consumidores como de los autores de estos contenidos. Esto debería considerarse críticamente o, al menos, cuestionarse. Existe un enorme espectro entre la iluminación y el entretenimiento en el que se mueven todos los formatos. Como critica la columnista Margarete Stokowski en un artículo del Spiegel del 18.05.2021, sobre todo los que tienden a clasificarse como entretenimiento se enfrentan a menudo con razón a la acusación de presentar contenidos detallados de forma voyeurista. Por un lado, esto podría permitir la imitación de delitos y, por otro, violar los derechos personales tanto de las víctimas como de los autores. Según Bernd-Rüdeger Sonnen, jurista de la Universidad de Hamburgo, el consumo frecuente de true crime puede provocar un aumento del miedo a la delincuencia entre los receptores, lo que a su vez va unido a un aumento de la desconfianza y el miedo.

En su libro de 2016 "Die mediale Inszenierung von Amok und Terrorismus" (La producción mediática de disturbios y terrorismo), los científicos de la comunicación Robertz y Kahr dejan claro que, dado que la información se centra a menudo en el delito y los autores, las víctimas pasan a un segundo plano y los autores son a veces glorificados como ingeniosos e identificables.

El aspecto ético del sensacionalismo es probablemente el mayor punto de crítica, que puede aplicarse a todos los formatos sin excepción. Porque por muy seriamente que se investigue un caso, la cuestión sigue siendo si el asesinato, el homicidio y otros delitos graves son adecuados para ser objeto de interés público a esta escala. ¿Debería estar disponible este contenido sensible de forma rutinaria, siempre y en todas partes?

Después de todas estas críticas, ¿es posible encontrar algún aspecto positivo en el fenómeno del true crime? La respuesta corta es: sí. Un ejemplo es el ya mencionado podcast "Serial". Gracias a sus investigaciones, consiguió la reapertura de un juicio y contribuyó así al esclarecimiento del crimen. También puede servir de plataforma para las víctimas y agraviados de los delitos. Algunos casos son sin duda de interés público legítimo, por lo que la denuncia puede no sólo estar justificada, sino incluso ser necesaria. Lo más importante es cómo se informa y que se respeten las normas éticas y periodísticas.

 

Tema: Cultura
Subtema: Sociedad
Territorio: España