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Secuelas que dejó el confinamiento

Los riesgos del creciente aislamiento social

Tras la pandemia un mayor porcentaje de la población se siente sola y está expuesta al peligro que esto conlleva
Los riesgos del creciente aislamiento social
Imagen: iStock

VALENCIA. El filósofo Aristóteles dijo que "el ser humano es un ser social por naturaleza" lo que viene a decir que necesitamos las interacciones entre nosotros para desarrollarnos. Son parte de la definición de nuestra especie. Sin embargo, hay quienes, por diversas circunstancias, se sienten faltos de estos contactos sociales lo que puede ser un peligro para su salud.

El psicólogo Albert Domínguez define en su web, Domínguez Psicólogos, el aislamiento social como "la ausencia de contacto con el resto de personas casi siempre consecuencia de alguna dolencia o suceso traumático que les ha llevado (...) a no salir de su propia habitación más que para lo imprescindible".

Este medio ha escuchado el testimonio de la conocida de una persona que sufre este aislamiento. Se trata de una mujer que padece una depresión desde el confinamiento de 2020 y que ha derivado en que no haya salido de su casa desde entonces. Vive con su hermano que es el único contacto social que mantiene dado que sus padres fallecieron y que no quiere saber nada de sus conocidos.

La soledad es cada vez más un problema para la sociedad europea. Según un informe publicado en 2021 por el Joint Research Centre de la Comisión Europea el porcentaje de ciudadanos de la UE que se sentían solos se duplicó durante la pandemia. Esta encuesta determina que la COVID-19 aumentó los casos de aislamiento social especialmente entre los adultos de 18 a 25 años, los mayores y las personas con bajos ingresos.

La falta de contactos sociales conforman un riesgo para la salud mental y física de las personas. Igual que enfermedades como la depresión pueden llevar a padecerlo, la propia soledad puede generarlas. Además, sentirse solo y aislado se asocia a un aumento del 30% de posibilidades de padecer ictus o impactos de miocardio que a su vez aumentan su mortalidad. Estas son algunas de las conclusiones a las que llegó la Asociación Americana del Corazón.

La soledad se hace más habitual en las personas de la tercera edad. Eventos vitales como la jubilación, enviudarse o el alejamiento de los hijos puede generar un aislamiento social especialmente peligroso en este grupo social más dado a sufrir enfermedades cardiovasculares. Es por ello que sentirse aislada aumenta significativamente las posibilidades de una muerte prematura en estos casos.

La soledad en personas mayores

La soledad, un problema mayor conforme más avanzada es la edad. Imagen: iStock

Vivir solo también puede ser un riesgo

Vivir sin compañía no implica sentirse solo o aislado. Uno puede tener una vivienda en la que está a solas y tener sus necesidades sociales cubiertas. Pero eso no quita que exista algún riesgo en pasar gran parte del día sin alguien cerca. El caso más claro es si se da un accidente doméstico o de salud que impida a la persona pedir ayuda.

Un evento de este tipo le sucedió a Iván, estudiante de Bachiller que cuenta a este medio cómo su madre le salvó la vida. El joven estaba viendo un partido de fútbol mientras cenaba. Con la emoción de una ocasión intentó tragar una salchicha sin apenas haberla masticado. No podía respirar pero se acercó hasta el comedor donde estaba su madre que pudo extraerla. En una persona que viviera sola este caso podría haber revestido más gravedad.

Un caso más trágico sucedió en Xirivella hace unas semanas. La policía local nos contó que un ciudadano les llamó porque un hedor horripilante salía de una de las casas cercanas a su vivienda. Era la de un hombre de unos 40 años que vivía solo con la compañía de su perro. Según contaban los demás vecinos salía para poco más que para hacer la compra y pasear al animal.

Los policías entraron en el piso protegidos con mascarilla para evitar el mal olor que, afirman, les seguía llegando por mucho que se protegieran. Se encontraron un espectáculo dantesco. El olor provenía de las múltiples heces del perro que se había comido parte del cuerpo de su dueño fallecido. La autopsia dictaminó que había sido víctima de un ictus.

Tipo: Noticia
Subtema: Sanidad
Territorio: España