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La Batalla del Levante

Huellas de una batalla olvidada

Todo lo ocurrido en las trincheras del Alto Palancia se ha disuelto hasta caer en el olvido. Refugios antiaéreos, polvorines y restos humanos testifican la masacre de 1938
Huellas de una batalla olvidada
Imagen: Entradas al refugio antiaéreo en El Toro (Castellón). Fuente: UValencia

VALÈNCIA, 13 de diciembre 2022. "La Guerra Civil fue la matanza más absurda de la historia de España. Una batalla que enfrentó a hermanos", asegura Salvador Pedrós, de 98 años, uno de los pocos supervivientes de la ofensiva del Levante, la contienda que comenzó el 18 de julio de 1938. "Si Franco despertase, lo mato de un balazo, como hizo con mi padre", apunta. 

"Si Franco despertase, lo mato de un balazo, como hizo con mi padre", Salvador Pedrós

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Imagen: Salvador Pedrós leyendo "La Guerra Civil Española". Fuente: uValencia

Pedrós (El Toro, Castellón) fue uno de los 27.000 hombres que, con 14 años, tuvo que combatir en las fuerzas atrincheradas de la línea XYZ. Esta línea de defensa, una de las mayores obras de ingeniería de la II República, repelió el ataque de la infantería golpista entre el 18 y 23 de julio de 1938 y ahuyentó a las tropas franquistas de la entrada a Sagunto. 

Excombatientes que pusieron sus vidas para mantener alejado al enemigo de sus bienes más preciados, muestran desconcierto y perplejidad ante cómo la historia ha diluido, hasta casi desaparecer, uno de los episodios más sangrientos de la Guerra Civil: la Batalla del Levante.      

No solo los que participaron en aquella contienda recuerdan el suceso como una epopeya propia de los textos clásicos, el historiador y escritor alicantino, Adolfo Miralles, afirma en su obra Crónica de la Provincia de Castellón de la Plana que la ofensiva del Levante "fue una victoria mucho mayor que la tan cacareada de Guadalajara, aunque fuera menos espectacular". 

Recuerdos de la Batalla del Levante en El Toro (Castellón)

Resulta una tarea sencilla, cuando se accede al entramado de sendas de El Toro, observar las cicatrices que la contienda del 38 dejó en esta población del Alto Palancia. La sierra de Javalambre abraza los restos de una guerra fraticida que sumió a España en una espiral de sombras. A tan solo dos kilómetros de la población, se hallan numerosos vestigios de este episodio bélico que, atribuidos a la línea defensiva XYZ, se camuflan entre la flora del lugar.

Amagos de trincheras se extienden desde la loma del Pozo Junco hasta la Juliana; nidos de ametralladoras hormigonadas como los del puntal del Pozo Viñas; polvorines tallados en la litografía castellonense; bombas de mortero y restos humanos evocan los fuertes combates librados durante el verano del 38 en los alrededores de la Salada. 

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Imagen: Restos de trincheras de la Guerra Civil en El Toro. Fuente: UValencia

Arquitectónica de la Guerra Civil

La Conselleria d'Educació, Cultura i Esport ofrece una cartografía sobre los restos arqueológicos que testimonian este episodio convulso y desafortunado de la historia.

El traslado del Gobierno de la República a València, así como su condición estratégica de retaguardia y puerto de abastecimiento, convirtió a la ciudad en el modelo de referencia internacional de la lucha por la democracia, la cultura y la libertad. 

Uno de los indicios que muestra la relevancia del territorio de los últimos años de la batalla del Levante, es el polvorín ubicado a dos kilómetros del aeródromo, desde donde comienza el itinerario de muchos turistas que visitan la villa de El Toro. "Se construyó bajo una pequeña colina, que lo dejaba prácticamente oculto a los aviones enemigos", recuerda Pedrós, quien durante aquel verano hizo uso de la edificación en numerosas ocasiones. 

"Se construyó bajo una pequeña colina, que lo dejaba prácticamente oculto a los aviones enemigos", Salvador Pedrós

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Imagen: indicación para entrar al polvorín. Fuente: uValencia

Historiadores como Rafael Tudón Presas destacan la trascendencia que tuvo el papel del polvorín durante la Guerra Civil, ya que era donde se guardaba la munición y los explosivos que se cargaban en los aviones. "El polvorín de El Toro disponía de un sistema de iluminación eléctrico y unas cancelas de metal que protegían el lugar de personas no autorizadas", comenta el historiador a este diario. 

Los hallazgos arquitectónicos y trabajos de investigación del historiador y politólogo Alberto Reig Tapia permiten afirmar que en la villa de El Toro también se sufrió la guerra, destacando entre ellas las cruentas batallas libradas en Peña Salada.

El día 17 de julio de 1938 las tropas franquistas del Cuerpo del Ejército del Turia, ocuparon la localidad de Barracas y avanzaron hacia El Toro. 

Las tropas franquistas, en su objetivo de atacar Valencia, desencadenaron durante varias jornadas una serie de enfrentamientos en Peña Salada y el vértice de Peña Juliana. El día 25 del mismo mes, el ejército republicano cruzó el Ebro, obligando al ejército franquista a trasladar parte de sus tropas a aquella zona. "Esto permitió la estabilización definitiva del frente hasta el final de la guerra", asegura a uValencia el historiador y profesor de la Universitat de València, Francisco Martínez Gallego.  

El Toro y sus últimos guerreros 

La batalla del Levante también reflejó su faz más sanguinaria: 5.000 combatientes republicanos exhalaron el último aliento atrincherados en la línea defensiva XYZ. Matías Alonso, portavoz del Grupo para la Recuperación de la Memoria Histórica, encabezó una búsqueda a través de la sierra del Palancia, con el objetivo de hallar los cuerpos de los soldados que fueron abandonados en la espesura toresana. Sin embargo, según ha comentado a este diario, el número de cadáveres es incalculable. Se considera que en la zona de Pozo Junco puede haber enterradas 200 o 300 personas. 

"Ganan la guerra los de arriba, pero los muertos son del pueblo", Matías Alonso

El incendio forestal de 1993 en esta zona provocó la deflagración de los restos de combate, como bombas de mano o granadas, y convirtió el fuego inicial en una sucesión de explosiones que hizo brotar una sarta de cadáveres deslavazados. Algunos vecinos de El toro todavía retienen este recuerdo y asociaciones como la de Matías Alonso pugnan por devolver la dignidad a estas personas: "Ganan la guerra los de arriba, pero los muertos son del pueblo".

Disputas entre vecinos, amigos y familiares, marcadas por una nueva e inhumana forma de violencia, dividieron en dos a un país y crearon odios que, 84 años después, perviven en algunos corazones. Muchos creyeron que con el fin de la guerra había llegado la victoria, olvidando estas palabras: "En una guerra civil no se triunfa contra un contrario, aunque este sea un delincuente". Medio siglo de historia ha dado la razón al autor de esa frase, el mismo que pedía para todos paz, piedad y perdón. Se llamaba Manuel Azaña.  

Restos de las trincheras de El Toro (Castellón)
Restos de las trincheras de El Toro (Castellón)
Restos de las trincheras
Restos de las trincheras
Interior del polvorín
Interior del polvorín
Entrada al refugio antiaéreo
Entrada al refugio antiaéreo
Salida del refugio antiaéreo
Salida del refugio antiaéreo
El polvorín de El Toro (Castellón)
El polvorín de El Toro (Castellón)
Tema: Cultura
Subtema: Otros temas
Territorio: España