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LUDOPATÍA EN LA ADOLESCENCIA

El azar no es un juego de niños

El dueño de un bar de Horno de Alcedo permite que menores de entre 12 y 18 años apuesten en sus máquinas tragaperras
El azar no es un juego de niños
Imagen: Imagen: Máquina tragaperras situada en el interior de este local. Fuente: María José Almero Hidalgo.

09/12/22 - VALENCIA. Una encuesta realizada en el año 2019 sobre Uso de Drogas en Enseñanzas Secundarias en España (ESTUDES) concluyó que más de medio millón de jóvenes de 14 años ha entrado alguna vez en su vida en una sala de juegos de azar con la intención de apostar. 

Legalmente, la entrada de los menores de edad a los salones de juego está prohibida. Esta situación complica que los más jóvenes apuesten en este tipo de lugares. No obstante, un bar permite el acceso a cualquier persona, sin tener en cuenta su edad. En el interior de la “Cafetería María”, situada en Horno de Alcedo, se encuentran expuestas dos máquinas tragaperras que ofrecen muchas formas de apuesta. Los menores se reúnen habitualmente en este bar y la fácil accesibilidad a estos aparatos les incita al juego. 

Cartel del bar

Terraza del bar

 

 

 

 

 

 

 

 

Imagen: Cartel del local.                                                                   Imagen: Terraza exterior de la cafetería. 

Apuestas al alcance de los niños

En una entrevista concedida a UValencia, un joven de la pedanía de Horno de Alcedo, con tan solo 16 años, declara que se encontraba tomándose un refresco en este establecimiento cuando un hombre comenzó a apostar en la ruleta de la máquina que se encontraba justo a su lado. “No pude evitar fijarme en las luces de colores que emitía, el sonido de las monedas consiguió concentrar toda mi atención”, añade el menor. 

“Esa musiquilla es adictiva, se introduce dentro del cerebro”, asegura Carmen Belda, psicóloga especializada en la mente adolescente, en una entrevista a este medio. Los más jóvenes del barrio entienden los juegos del azar como un estímulo visual y auditivo. Esta idea incita a los menores a interactuar con las máquinas tragaperras y, por su parte, el dueño de este local no presenta ninguna objeción. Belda sentencia que lo primero que haría al presenciar esa situación sería llamar a la policía. 

Los menores apuestan dinero en estos juegos y obtienen normalmente resultados negativos en lugar de beneficios. Cuando pierden una cantidad ingente de dinero, se reconfortan recordando ocasiones en las que ganaron dinero. “No has perdido, estás jugando sobre beneficio”, le dice un jugador habitual de 17 años a otro de 16 años, tras haber perdido cincuenta euros. 

Máquina tragaperras Otra máquina tragaperras

 

 

 

 

 

 

 

Imágenes: Las dos máquinas tragaperras que hay dentro de la "Cafetería María". 

Internet para principiantes en el azar

La Federación Española de Jugadores Rehabilitados denuncia la cantidad de adictos al juego del azar en tratamiento y la joven edad de estos, ambos efectos derivados del fácil acceso a las apuestas que ofrece Internet. Esta asociación asegura que la solución es endurecer los mecanismos de prevención, sobre todo en las edades que comprende la educación primaria

Por el contrario, Carmen Belda reclama que la educación de los padres es fundamental en la gestión de los comportamientos adictivos que adquieren los menores. “Los padres deben controlar el acceso de los menores a sitios web de Internet para averiguar si sus hijos están desarrollando conductas problemáticas”, explica Belda. 

“Es muy fácil jugar, solo un clic te separa de la apuesta”, denuncia la especialista en psicología adolescente.

En numerosas ocasiones, los padres permiten que los menores interactuen con la red, desde bien pequeños. Dentro de esta plataforma, estos comienzan a relacionarse con los juegos de azar y los interpretan como un entretenimiento más que oferta la web. El ecosistema virtual proporciona a los jóvenes un espacio, con aspecto de inocente distracción, dónde gastar su tiempo y dinero.

Juegos de azar en Internet

 

 

 

 

 

 

Imágenes: Opciones que ofrece la aplicación de la Ruleta para dispositivo móvil. 

Una alternativa de ocio

Carmen Belda advierte que el origen de este tipo de conductas adictivas, en muchos casos, es una carencia afectiva del menor que trata de suplir, llamando la atención con un comportamiento negativo. La especialista en psicología adolescente remarca que el problema radica en que a los menores se les ha educado, dándoles a entender que sus acciones positivas no son reconocidas, mientras que sus acciones negativas provocan una preocupación en sus padres. 

“La máquina es una forma de divertirse”, declara un joven jugador de 15 años.

En algunos casos, los jóvenes simplemente se dedican a reproducir las actuaciones de sus referentes paternos. Belda apoya esta idea, afirmando que la tendencia humana al mimetismo facilita la herencia por aprendizaje de conductas como la adicción a los juegos de azar. “Si para la familia de un joven es normal apostar, el adolescente normaliza el juego”, alega la psicóloga entrevistada. 

Los cerebros de estos jóvenes de entre 12 y 18 años aún se están terminando de desarrollar y no paran de absorber información que circula en su entorno más cercano. La inexperiencia que caracteriza esta etapa de la vida puede provocar que los adolescentes entiendan el juego como un pasatiempo inofensivo y lo conviertan en una costumbre cotidiana

Cada día, los menores acuden al bar con un par de monedas de euro que aseguran haber cogido de la cartera de su madre o su padre, y los apuestan en la ruleta. Cuando esta inversión desaparece, el joven jugador intenta suavizar la pérdida tildando de “calderilla” el dinero apostado. 

Máquina tragaperras

 

 

 

 

 

 

 

 

Imágenes: Diferentes apuestas que ofrecen las máquinas tragaperras de este local. 

Seguidamente, el mismo menor saca un billete de veinte euros y lo introduce en la máquina tragaperras. Tras perder esa apuesta, este jugador de solo 14 años le resta importancia destacando que hace unos días ganó sesenta euros. De esta forma, los más jóvenes hacen un balance positivo de una actividad que perjudica su desarrollo cognitivo. 

“Este eslogan pretende normalizar una conducta adictiva de forma crónica e irreversible”, sentencia Carmen Belda. 

Actualmente, la ambición económica de las Casas de Apuestas se traduce en campañas que no se centran en la promoción de los juegos de azar sino en su presentación como un comportamiento característico de la humanidad. El actual lema de Luckia, una empresa española dedicada a las apuestas, es: ‘Apostar es humano’.

Imagen: Nueva campaña publicitaria de Luckia, Casa de Apuestas.

Belda advierte que, a una edad temprana, adicciones como esta tienden a convertirse en hábitos que permanecen a lo largo de toda la vida. “Es muy complicado erradicar estas costumbres en un cerebro adulto con las conexiones neuronales ya formadas”, concluye la psicóloga entrevistada.

Tipo: Noticia
Subtema: Otros temas
Territorio: Valencia